de Talampaya a Aimogasta, La Rioja

Aimogasta, La Rioja - 07/01/08

Después de terminar de escribir, tomamos unas Quick y nos fuimos a la ruta: próxima parada: Ischigualasto.

A pesar del escepticismo de Ceci por el horario, a los diez minutos pararon Julián y Soraya en su R9 bordó en la puerta de Talampaya para bajar a dos chicas: una con mochila y la otra con un bolso.

Nos acercamos y dijimos que queríamos conocer el Valle de la Luna (en realidad, la luna, pero esto es lo más cerca que teníamos) y aceptaron aventarnos.

Totalmente escondido -aplastado- por las mochilas, compartimos tereré y charla. Soraya tenía una panza de 5 meses y acababan de casarse. La verdad es que fue todo muy ameno, muy natural, con la mejor onda y solidaridad. Además, ellos habían sido mochileros (era su primer viaje en auto) y nos tiraron mucha data.

Valle de la Luna, Ischigualasto, San Juan


forma "La Esfinge", Valle de la Luna, Ischigualasto, San Juan

Ceci y Marco en la Cancha de Bochas, Valle de la Luna, Ischigualasto, San Juan


forma "El Submarino", Valle de la Luna, Ischigualasto, San Juan


Ceci y "el Hongo", Valle de la Luna, Ischigualasto, San Juan

[1]No sólo nos llevaron al Parque Provincial, sino que nos acarrearon todo el recorrido. Al final, tomamos una cerveza (Ceci y yo, porque él manejaba) y compartimos unos sándwiches que tenían. Nos dejaron a eso de las 19:30 sobre la ruta, en Los Baldecitos, pues nosotros íbamos para Villa Unión o La Rioja, y ellos a Valle Fértil (San Juan). En ese lugar esperamos media hora y no pasaba ni un cardo ruso. Preguntamos al hombre que estaba en la casita de la policía caminera y nos dijo que 20:30 pasaba un cole a Villa Unión, pero en otra ruta. Así que cargamos las mochilas y caminamos los 3kms en poco menos de media hora.

Cuando vimos el cole (video), hicimos la típica seña del brazo extendido. Como no parecía bajar la velocidad, le agregué el otro brazo y balanceos hacia arriba y abajo. Frenó. Pero resultó que no era el colectivo que íbamos a tomar, sino un chofer de la empresa chupasangre de Talampaya que venía desde Córdoba porque le habían arreglado el motor. Así que nos llevaba, si queríamos, a Pagancillo. “Sí, queremos”.

Pensamos que al día siguiente sería cuestión de pararse en cualquiera de los dos lados de la ruta y hacer dedo, que más directa o indirectamente, pero íbamos a llegar a la capital riojana. Nos habíamos olvidado que iba a ser domingo. Pero antes de esto, tuvimos que hacer otra noche.

El chofer nos dejó en la entrada al pueblo y en la esquina de enfrente, en el bar “Jactel”, nos ofrecieron el terreno sobrante entre una pared y la calle, con sombra, mesita y asientos. El costo: “nooo… lo que quieran”.

El flaco Héctor nos ofreció algunos tragos de cerveza cuando pasamos por su mesa para entrar al bolichongo a pedir agua y otras cosas. Al rato, vino al campamento a ofrecernos vino o una birra. Ante la negativa, insistió, insistió e insistió. Insistió tanto que aceptamos una gaseosa, porque estábamos cansados y no queríamos levantarnos muy tarde. Hicimos la promesa que después de comer iríamos a compartir una charla a su mesa, y con eso logramos un rato de soledad.

Como era de esperar, cumplimos la promesa. En la mesa estaba, además, su “primo” Alberto. Nos contaron de la vida del pueblo, de la suiza, del Cerro Rajado, de platos típicos (cosas con las semillas del algarrobo, cabeza guateada, tortillas enterradas), del PN Talampaya, del agua, del por qué “el Famatina no se toca” (ante la intención de una mina en el Famatina, toda La Rioja saltó como resorte). Me causó cierta gracia que no parara de decir que ahí la joda era sana, con un grado etílico de consideración en sangre. Nos despedimos, y fuimos a dormir.

En la esquina en la que el chofer nos había dejado, había un tronco seco, en cuya sombra (allá, por sus años de árbol) había descansado Varela. Lo que primero sospeché historia de borracho, se confirmó al día siguiente por otro pueblerino, que venía a regar el arbolito que crecía al pie del tronco, para que no corriera la misma suerte.

Caminamos hasta el control fitosanitario y allí esperamos a que pasara el cole.

Viajamos parados hasta La Torre, donde hicimos el transbordo justo a tiempo, pues antes de llegar a este lugar me quedé dormido parado y en un badén casi termino rodando por el piso.


en La Torre...

En La Torre charlamos con una pareja uruguaya, Jorge y Mariana, y resulta que ellos van a Neuquén seguido, porque Joaquín de Noctilucas es amigo suyo.

La charla circunstancial terminó en convivencia, pues los colectivos que van desde La Rioja para Aimogasta (los cuatro íbamos para Belén, Catamarca) no salían hasta el día siguiente, en Informes no había nadie y el guardia no sabía de algún lugar para acampar. Dejamos las mochilas en la terminal y salimos a conocer algo de La Rioja y abastecernos de arroz. Está lejos del centro la nueva terminal, y rodeada de cosas policiales y militares. Los precios del súper iguales que en Neuquén, sólo que con calor húmedo.

Volvimos a la terminal, cenamos un melón entre los dos y nos mentalizamos para no pensar en el calor y la transpiración que nos inundaban. En el afuera de la terminal, las vinchucas y escarabajos pululaban. Fuimos a dormir, entonces, adentro. Cuando los tres nos dormimos (Ceci no tenía sueño), el guardia vino a golpear el tacho de basura con la macana para informarnos que no se puede dormir en la terminal (!?); así, como lo leen. Faltaban cinco horas para que saliera el cole a Aimogasta (a las 6:30), por lo que tuvimos suficiente tiempo para conocernos.

No toleré los últimos veinte minutos y me quedé dormido con la cabeza en las piernas de Ceci y la espalda en los bancos. El resultado: petequias en el dorsal ancho por los agujeritos del banco!!!

las famosas y molestas petequias

No recuerdo haber salido de La Rioja, pero sí haber llegado al Parque Industrial. De golpe estábamos en Aimogasta, deseando que el viaje siguiera para poder dormir algo.

llegando a la mañanita a Aimogasta. Jorge y Mariana de espaladas, y Marco más allá

Informes. “Hola. ¿Algún lugar para acampar?”. “Sí, Los Nacimientos”. Silencio. ¿Acaso yo no había pedido que me contaran cómo conseguir un lugar para acampar? ¿Y cómo llego sólo con el nombre del lugar? Luego de pedir indicaciones, recibimos las típicas instrucciones confusas e imprecisas.

Los Nacimientos (es un parque en Aimogasta, no el pueblito con ese nombre) es un lugar hermoso, pero totalmente descuidado. Corre un arroyo/río de vertiente que luego es encanalado (sí, canalizado), nos rodea la vegetación subtropical y del monte, y no paran de vueltear autos y motos (debe ser la Villa Cariño de acá). En La Rioja, a nivel provincia, es impresionante la cantidad de motos. El vendedor nos había dicho que eran compradores compulsivos de motos y no le quisimos creer, hasta que lo vimos.

Dormimos una súper siesta afuera, siendo asediados por moscas y hormigas, porque adentro de la carpa era imposible. La tormenta amenazó, amenazó, pero no cayó.

Compartimos un guiso de lentejas muy rico, el vino que Fran nos había regalado y un café con los chicos. Luego, ya entra la medianoche, nos despedimos con la promesa de unas cervezas en Neuquén.

comiendo sandía en el arroyo que pasa por el Parque Los Nacimientos


DATOS ÚTILES:

Precios de Colectivos

  • Pagancillo - La Rioja, por "Facundo": $20
  • La Rioja - Aimogasta, por "Facundo": $13

Sobre el acampe y pernocte...
  • en la terminal de La Rioja no te dejan dormir. No nos supieron decir si había camping en la ciudad, pero seguro que lo hay...
  • en Aimogasta, La Rioja, se acamap gratis en el Parque Los Nacimientos




[1] A partir de acá, escribo el día 08/10/08, todavía en Aimogasta.

de Jáchal a Talampaya


YPF (a 1km de Guandacol) - 04/01/08

Ayer terminamos recorriendo Jáchal.

Pudimos dar con la Casa de la Cultura, donde nos dieron algunas pautas turísticas, charla y albergaron nuestras mochilotas.

Fuimos al museo arqueológico Prieto, a cargo de Gendarmería. Nos atendió un señor que rebosaba de carencia de buena onda. Comenzó a mostrarnos petroglifos con la misma cadencia que nos saludó (mejor dicho, recibió nuestros saludos) y nos costó darnos cuenta que ya había empezado la visita guiada. Todavía me cuesta discernir automáticamente entre las palabras “arqueológico” y “paleontológico”; si bien fantaseaba de niño con ambas profesiones, mi experiencia se centró en la segunda.

Descubrimos que el apasionado Prieto dedicó su tiempo tanto al huinca como al originario, al ver una importante mezcolanza en las vitrinas y estantes. Las distintas culturas originarias, incluida el imperio inka, se expresaban en caza y recolección, cultivo, cerámica, piedra y tejido. El huinca en fusiles, instrumentos de minería, adornos y hasta un pastillero con un cálculo renal!

Tuvimos una discusión amable con el guía, que profesaba la necesidad de mano dura para acabar con los políticos de la democracia y su afán por el enriquecimiento personal y/o sectario, su preferencia por el aristócrata PAN (“yo diría que se pudrió todo del ’30 en adelante”… pero no lo dijo ni defendiendo a Irigoyen ni contra la dictadura), la defensa de las privatizaciones y una apatía incomprensible para alguien que habló de tantos temas.

Luego, de regreso a la Casa de la Cultura, me sentí como con mi viejo: fuimos a visitar el hospital San Roque. Se me hizo evidente que era una casa (supuse que dedicada a la beneficencia en los primeros tiempos). No había nadie, las historias clínicas se apilaban en una esquina lejana (ni siquiera en el mismo pasillo) a “Estadística”, al alcance de cualquiera. No se hacían PAP hasta el 28 de enero (viva la APS!) y el enfermero que nos atrapó deambulando al lado de la guardia nos dijo “ah, bueno” y dejó seguir ante nuestra defensa de “estamos conociendo el hospital”.

Encontramos en las paredes la segunda pintada de “De la Rúa presidente ‘99” y su postulante a gobernador sanjuanino (“de cuyo nombre no me quiero acordar”).

Pasamos por el frente de una capilla jesuítica, de ladrillo de adobe, con uno de esos arcos que inexplicablemente no se vienen abajo y palmeras en la vereda. A las cuadras encontramos dos cosas de interés: la sede ¿abandonada? del Partido Bloquista, y una esquina (bocacalle) de postal.

esta es la capilla jesuítica y su arco de adobe



esta es la bocacalle de postal... claro que no soy ningún fotógrafo de postales ni la cámara es tan copada

Volvimos a la terminal a cocinar arroz con un caldito de hongos. Esperamos, entonces, a que se hiciera medianoche y “Fernández” nos pasara a buscar.

Partimos 00:20hs del día de hoy con los portaequipajes llenos. La oscuridad se comía todo paisaje, pero eso no quitó lo impresionante y sí alimentó las ganas de hacerlo de día. Las sombras de montañas (¿se llamarán así?)[1] contrastando en la negrura de la noche, la depresión profunda del territorio a nuestra izquierda (Dique Chico), las terribles y respetables cornisas (incluido el guard-rail, que se ve que no contuvo mucho a algún desgraciado vehículo) y los paredones iluminados por el cole… se veían tan lindos, que, insisto, de día deben dejarte mudo.

A eso de las 2 llegamos al caminito que nos conduciría a Termas de Agua Hedionda (video). Rogamos que el sereno no tuviera perros ni escopeta, y armamos la carpa frente al hotel, al lado de una parrilla y un horno de barro, entre dos algarrobas (creo, no me acuerdo).

Si alguna vez trataron de clavar una estaca en la roca y fallaron, ni intenten en el suelo de ese lugar. Fijamos las esquinas de la carpa con unos ladrillones y rogamos que no arreciara viento o lluvia, pues era imposible colocar el cubretecho.

A la mañana siguiente desayunamos unos mates. Compartiendo la charla con El Negro (el cuidador, uno de los dos) y su hija (que estaba en Huaco y había venido a visitarlo): el hotel fue construido en la época de Perón “hace unos 60 años” y nunca funcionó, saquearon las aberturas y las volvieron a poner con dos cuidadores que hacen turnos de una semana; llueve poco; en invierno hace mucho frío pero no nieva; si llueve, suele caer piedra arruinando las magras plantaciones; las aguas termales que hay (se juntan en un piletón de concreto cerrado [un gran cubo] y de un boquete salen en chorro, debajo del cual uno se baña, al río) son o fueron utilizadas por los lugareños como método abortivo; la chaucha del algarrobo es el chicle de la zona, siendo rico el agridulce sabor que tiene el fruto.

Fuimos a conocer la pileta, con el agua templada (calculo que alrededor de 24ºC), el río, las cuevas y el cañaveral. Logramos ver a lo lejos un Huaco (o garza bruja) y de cerca de sapitos del tamaño de un pulgar. No nos encontramos con las anunciadas arañas pollito ni serpientes. Ni una lagartija!

a orillas del río que no recordamos nombre y ahí nomasito del piletón de agua termales


este es el piletón. Observen cómo presipita la sal en el fondo del charco que se forma con la caída del agua

Volvimos de la caminata (video) y almorzamos unas sopitas Quick. Levantamos campamento y a eso de las 15 arrancamos la caminata a Huaco. Al kilómetro, más o menos, cuando nos pusimos a fotografiar el vistoso Valle de Huaco, nos levantó una camioneta que nos dejó en el desvío de la caminera (a 6km de Huaco). Los canas nos tomaron los datos y, después, nos convidaron con agua en las botellas que llevábamos vacías y nos explicaron que la ruta 150 que supuestamente unía Huaco con Ischigualasto no existe (habíamos averiguado por internet que en el 2004 se había construido el camino) y, si bien materialmente está emplazado con un ripio malísimo, no la usa nadie.

Encontrándonos a 117kms de Villa Unión (La Rioja), empezamos a caminar por la 40. Al kilómetro y medio nos levantó uno que venía de Buenos Aires a la mina de oro que está (calculamos, pues no hay ninguna señal limítrofe ni nada) cerca al límite entre San Juan y La Rioja. Nos dejó en la ruta en la entrada a la mina y a menos de un kilómetro nos levantó un geólogo que iba para Guandacol. Aceptamos el aventón y a 1km de Guandacol, en la YPF en la que decidimos celebrar la buena suerte con una cerveza fría, había una pareja de “viejos” con una amiga que nos convidaron un rico vaso de vino espumante. Eran ya las 16:30 cuando la amiga lugareña nos comentó que a las 18 pasaba un cole que iba para Villa Unión; estábamos a 40kms.


cadáver de caballo a la vera de la ruta, a unos metros de la salida de la mina, cerca de Santa Clara, La Rioja

atardecer en Talampaya, La Rioja

Volvimos a la vera de la ruta a esperar el cole, cuando nos levantó un vendedor de motos en una Strada cargada con 2 de los vehículos bicíclicos. Le dijimos que queríamos llegar a Villa Unión y aceptó. Creo que hay que aclarar por qué vamos a Villa Unión (en La Rioja) cuando queríamos ir a Ischigualasto (en San Juan): no hay otra forma de llegar de donde estábamos sin pasar por Talampaya primero, por la ruta provincial 26. Una vez arriba de la camioneta, nos enteramos que el tipo pasaba por Talampaya y seguí luego hasta La Rioja. Así que a eso de las 19:30 estábamos en la industria PN Talampaya.

¡Qué hijos de puta! Una sola confitería en la que hay que pagar el acampe y agua para el mate. ¡Un parque nacional! Las distintas excursiones o recorridos se hace o en camionetas ($45 ó $60) o, sí o sí, con guía del PN, en bici ($25, igual recorrido que la motorizada de $45) o a pata ($25 ó $60, por otro lado). Como dije, ¡qué hijos de puta!.

Nos encontramos con un limón estudiante de Derecho que se vino desde Córdoba en una 110cc y hoy había recorrido 350kms (a todo esto, nosotros hicimos en este día 160kms a pata y dedo! Bastante distinto a los no sé cuántos cientos de kilómetros del día anterior). Luego se formó un grupo con los que estábamos pasando la noche, en el que se cayeron los prejuicios sobre los integrantes.

Terminamos durmiendo al aire libre, en el piso, bajo un techito contra la pared de las oficinas chupasangres del parque. Espectaculares estrellas, un clima agradable, y el cagazo a los alacranes, pueblo originario de la zona.

Cuando hoy (sábado 5) nos levantamos Ceci descubrió una bola en su glúteo izquierdo: el suelo le pasó factura inflamándole el ciático.

Al motín y las dudas que teníamos, se sumó la molestia de Bob. Pero la moto que ya traíamos era por la imposibilidad de recorrer parte de nuestro propio país, del Estado, Patrimonio de la Humanidad, de una manera libre y no contaminante. Así que ahora estamos en las sillas de la confitería, disfrutando el paisaje y comiendo los modos, usos y bazofias de dos parejas porteñas al lado nuestro. Afortunadamente, el paisaje hace que uno se distraiga de personajes así y se concentre en “uno con la naturaleza” y en la hermosa compañera de ruta.


DATOS ÚTILES:

Precios de Colectivos
  • Jáchal - Huaco: $8

S el acampe y pernocte...
  • en Termas de Agua Hedionda se acampa gratis, y se puede hablar con el cuidador como para que te deje tirar la bolsa de dormir bajo techo
  • en Talampaya sale $3 por persona, pero se puede dormir al aire libre gratis




[1] A partir de aquí, la escritura se realiza en Talampaya el día 05/01/08. Es que nos levantaron en la ruta mientras escribía, y tuve que seguir más adelante, al día siguiente.

_____________



de Neuquén a Jáchal, San Juan

San José de Jáchal, San Juan - 03/01/08 - 16:10hs


Ayer a las 21hs se dio comienzo oficial a este viaje de botas cansadas (y sudadas) cuando subimos, Ceci y yo, al “Catta” que nos llevó hasta Mendoza.

desayunando en la terminal de Mendoza

Arribando cerca de las 7am, decidimos no hacer noche en la capital del vino (una de las…) y seguir a San Juan para llegar a Jáchal, de donde iríamos a Huaco. El fanatismo por viajar tanto es sólo para acortar tiempo, pues no queremos detenernos mucho por estos lados, para disfrutar más lo que es NOA y no Cuyo.

Así que a las 8am nos subimos a otro “Catta”, que nos dejó en San Juan a eso de las 10:30. El “Clasur” que nos llevaría a Jáchal partía a las 12:30, por lo que decidimos proveernos de almuerzo. Calzamos las mochilas, previa averiguación por almacenes, y arrancamos para donde nos dijeron. Pasamos enfrente del Hospital Rawson, colosal, y doblamos en la esquina indicada. A menos que comenzáramos a comer bulones, moriríamos de hambre: era la cuadra de los autos, motos y motores. No la cuadra, la calle. Nos fueron comentando que las referencias que nos habían dado en la terminal eran correctas, pero anacrónicas: habían cerrado.

Vi que un viejito de ojos claros y dientes flojos salía a fumar, y supuse que ese hombre conocía el barrio. Afortunadamente, porque nos indicó una panadería en la que nos enteramos que a los bizcochitos los llamas criollitos, y que el hombre tuvo que añadir a las panificaciones los rubros lácteos y bebidas tras ruegos de los vecinos desamparados de almacenes o mercados.

A la hora de saluda, tomamos las mochilas cargadas, subimos al bondi y cuando íbamos a sentarnos en nuestras butacas 19 y 20, había dos gruesos caballeros con boletos que se las adjudicaban. Sobrevendido. Uno a veces critica la tecnología de más, pues si los pasajes se vendieran con PC y no a mano, no hubiéramos tenido que viajar 3hs parados, con sueño y esquivando el chorro de vómito infantil producido por una madre que, haciendo alarde de su ignorancia sobre física, puso su mano en la pequeña boca como uno hace con el pulgar en la manguera.

En el camino, de todos modos, pudimos apreciar los caprichos orográficos de la zona, ver nidos en jarillas y Ceci cazó (con la vista, claro) un “avestruz”.


Jáchal, vendido como lugar turístico por los mapas, resultó un caserío en el que haremos juevo hasta las 23-24hs tomar un transporte a Huaco y, casi seguro, pernoctar en la terminal.


vista desde la terminal de Jáchal


DATOS ÚTILES:

Precios de Colectivos

  • Neuquén - Mendoza, por "Catta Internacional": $96
  • Mendoza - San Juan, por "Catta Internacional": $15
  • San Juan - San José de Jáchal, por "Clasur": $12.50

Bienvenidos

Hola...
mi nombre es Marco, soy de Neuquén Capital y este enero del 2008 lo pasé viajando junto a mi compañera Ceci (o Bob)... Unimos Neuquén y La Quiaca en cole y a dedo. Nos hubiera gustado conocer más, pero esto es lo que hay...
En las sucesivas entradas irán leyendo el diario de viaje que escribí y podrán ver fotos de esos maravillosos lugares y videos también. Por ahí algún que otro papelón, pero no importa.

Esperemos que sirva para todos los viajantes, porque la idea es ir tirando data de los lugares por los que estuvimos, porque nosotros no pudimos conseguir buena información, y queremos colaborar...


Un beso y un abrazo!
...hasta la próxima...



esta foto es del Parque Provincial Ischigualasto (Valle de la Luna). Me resultó gracioso el cartel justo encima de la flor (¡qué lindas flores tienen los cactos!)...